Uno de los objetivos marcados para la constitución de las Nuevas Poblaciones fue hacer productivas las tierras que se encontraban despobladas en los conocidos como desiertos de la Parrilla (Córdoba), La Pañuela (Jaén) y La Monclova (Sevilla).
De esta forma, para impulsar la producción agrícola y ganadera, se decidió dejar atrás los grandes latifundios “en manos muertas” y se procedió a entregar el terreno, con una división de parcelas conocidas como ‘suertes’ -50 fanegas de tierra-, a los colonos de origen centro europeo que se asentaron en las Nuevas Poblaciones.
Asimismo, para iniciar la actividad agrícola y ganadera, además se entregó a las familias una dote de herramientas, animales y grano, como recoge el Fuero de las Nuevas Poblaciones de 1767:
Art. XL. A cada familia es preciso dar un pico, una azadón, una hacha, un martillo, un arado, un cuchillo de monte y demás utensilios de esta especie, que necesiten, a juicio del Superintendente, para desmontar y cultivar la tierra […]
Art. XLI. Se deberá también distribuir a cada familia dos vacas, cinco ovejas, cinco cabras, cinco gallinas, un gallo y una puerca a parir.
Art. XLII. Se le surtirá de grano y legumbres en el primer año, para su subsistencia y sementera.
De esta manera, la actividad agrícola y ganadera ha sido predominante en el desarrollo económico del municipio hasta nuestros días, basándose principalmente en el cultivo de olivar, cereal y girasol; y en el ganado vacuno y caprino.